La revisión de textos es una labor que se divide en varios pasos. Primero es necesaria una corrección ortográfica que dé lugar a una redacción libre de faltas de ortografía. Luego se aplica una corrección gramatical que ajusta el contenido a las reglas lingüísticas del castellano (o de cualquier otro idioma con el que se esté trabajando).
Una vez hechos los ajustes en gramática y ortografía, se pasa a la corrección de estilo. A fin de agilizar los trámites, lo más habitual en estos casos es que las comunicaciones entre cliente y especialistas se hagan a través de correo electrónico.
Para que el escrito tenga un estilo perfecto, se trabaja en las siguientes áreas:
- Claridad y concisión. Acabando con todo tipo de ambigüedades y vaguedades, y simplificando oraciones complejas.
- Fluidez y coherencia. Se trabaja la estructura de las oraciones y los párrafos para que la lectura sea más fluida.
- Voz y tono. Se ajustan para que encajen con el propósito del texto y con el público que lo va a recibir.
- Uso de figuras retóricas y recursos literarios. Se pueden utilizar comparaciones, metáforas, personificaciones…, pero siempre de una forma moderada y si tiene sentido su uso en función del texto con el que se está trabajando.
Una vez que el especialista ha hecho su trabajo, el resultado es un texto con mejor calidad estética y lingüística, capaz de generar una conexión más fuerte con el lector. Se trata de un escrito bien pulido que atrae la atención, capta el interés y persuade. Todo ello con un estilo coherente y consistente.