La inteligencia artificial está transformando profundamente el mundo de los servicios lingüísticos, especialmente en la industria de la traducción. Y es innegable que aporta ventajas significativas en términos de rapidez y eficiencia para ciertos tipos de traducciones. Sin embargo, cuando se trata de traducciones que requieren la máxima precisión y no admiten el más mínimo error, como las traducciones médicas , farmacéuticas o jurídicas, el uso de IA está totalmente desaconsejado. En estos casos, solo deberíamos confiar en las agencias de traducción españolas, que ofrecen servicios de traducción certificados según ISO 17100.
Herramientas como ChatGPT, DeepL o Google Translate permiten realizar traducciones en cuestión de segundos, lo que resulta especialmente útil en situaciones donde el tiempo es crucial y lo que importa es el mensaje: en conferencias, reuniones internacionales o incluso en viajes, la traducción con ChatGPT, por ejemplo, facilita la comunicación al instante, eliminando las barreras lingüísticas de forma efectiva. En nuestro artículo sobre ChatGPT para traducciones de texto, explicamos cómo traducir con IA, y aquí enumeramos los mejores traductores de documentos gratis.
En cuanto a la práctica profesional, la traducción con IA permite automatizar tareas repetitivas y de menor complejidad. De esta manera, las empresas y profesionales del sector pueden ahorrar recursos significativos. Sin embargo, aunque la IA es eficiente, carece de la capacidad de producir traducciones profesionales en ciertos ámbitos. No es capaz de captar matices de sentidos, rasgos idiomáticos o culturales particulares, ni la terminología especializada de las traducciones técnicas o la precisión de los documentos jurídicos.